La fotonovela chilena es un producto más de la industria editorial criolla, que
experimenta su periodo de máxima actividad desde la década del veinte, cuando se
produce la segmentación que facilita la circulación de revistas a bajo precio. La oferta
diversificada incluye material deportivo, humorístico, femenino, infantil, juvenil y
magazinesco.
El proceso de masificación le permite a algunos segmentos sociales, como acota
Rafael Sagredo, fortalecer sus elementos de identidad a través de estas publicaciones
que pretenden “moldear las prácticas sociales de hombres y mujeres, jóvenes y niños”
El formato fotonovelesco surge en 1960 en Mi Vida, revista femenina que tiene
como eslogan “La compañera de tus horas tranquilas”. Concebido como un apéndice, el
relato fotografiado figura como un contenido adicional, un complemento que adquiere
relevancia mientras madura el proyecto editorial.
La decisión de realizar producciones nacionales y evitar la compra de material
extranjero implica reclutar a personal especializado, siguiendo la estructura que imponen
las publicaciones foráneas. Con el engranaje echado a andar, el material elaborado
permite paulatinamente llenar páginas y luego fundar nuevas revistas, como Cine Amor, el
emblema del formato por circulación, calidad y variedad temática.....
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